El ciclo del agua es fundamental para el mantenimiento de la vida en la Tierra y para el sustento de todos los ecosistemas terrestres. Asimismo, determina la variación climática e interfiere en el nivel de los ríos, lagos, mares y océanos.
Los seres humanos tienen la responsabilidad de preservar el buen funcionamiento del ciclo del agua, ya que la acción del hombre ha llevado a cambios climáticos y contaminación en la biosfera, poniendo en riesgo la distribución del agua y la vida en la Tierra.
El fenómeno conocido como ciclo del agua es aquel que hace que el agua vaya transformando sus estados en diferentes momentos para mantenerse siempre como uno de los elementos más importantes del planeta. El ciclo del agua es un ciclo muy complejo que sucede a partir de la interacción de reacciones químicas con reacciones biológicas y geográficas. Es importante señalar que sin el ciclo de agua los seres humanos no podrían acceder a este elemento natural ya que se volvería un recurso agotable estando en un sólo estado y no recreándose una y otra vez.
Uno de los primeros pasos a partir de los cuales se desarrolla el ciclo del agua es cuando se hacen presente en la atmósfera las nubes o el vapor de agua, es decir, el agua en estado gaseoso. Este vapor de agua puede ser generado por la evaporación de los océanos y de otros espacios acuosos. Así, hablamos de la evaporación y de condensación cuando ese agua evaporada se condensa en forma de nubes.
Como estas formaciones de nube o gases normalmente se encuentran a temperaturas muy bajas, se convierten en nubes pesadas y más densas que comienzan a generar precipitaciones en forma de agua o nieve (estados líquidos y sólidos respectivamente). Este período se conoce entonces como precipitación. Tanto el agua como la nieve se infiltran en la tierra generando almacenes de agua subterránea. Otra muy importante cantidad de agua se escurre hacia manantiales, ríos y eventualmente mares y océanos, volviendo al lugar desde donde comienza el ciclo y re-alimentando en su camino todos los diferentes espacios en los que existe agua.
Uno de los primeros pasos a partir de los cuales se desarrolla el ciclo del agua es cuando se hacen presente en la atmósfera las nubes o el vapor de agua, es decir, el agua en estado gaseoso. Este vapor de agua puede ser generado por la evaporación de los océanos y de otros espacios acuosos. Así, hablamos de la evaporación y de condensación cuando ese agua evaporada se condensa en forma de nubes.
Como estas formaciones de nube o gases normalmente se encuentran a temperaturas muy bajas, se convierten en nubes pesadas y más densas que comienzan a generar precipitaciones en forma de agua o nieve (estados líquidos y sólidos respectivamente). Este período se conoce entonces como precipitación. Tanto el agua como la nieve se infiltran en la tierra generando almacenes de agua subterránea. Otra muy importante cantidad de agua se escurre hacia manantiales, ríos y eventualmente mares y océanos, volviendo al lugar desde donde comienza el ciclo y re-alimentando en su camino todos los diferentes espacios en los que existe agua.
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